21 ago 2021

La homilía de los funcionarios

Emitiendo voto


Hace algunos días fue la consulta ciudadana y recordé lo que viví hace ya varias semanas en las elecciones. A propósito de ese tema, escribí lo siguiente.

¿Funcionario yo? No, gracias.

Hoy en día nadie quiere ser funcionario de casilla. Lo sé porque en estas últimas elecciones me tocó ser funcionaria y era algo que, si he de ser sincera, esperaba con mucho ánimo desde hace mucho tiempo. Les parecerá raro a muchas personas porque es un proceso largo y cansado, pero es la verdad. Siempre quise saber de primera mano cómo es que se realizaba todo el rollo del conteo de los votos y todo lo relacionado con las elecciones. Me parecía que era algo complicado, sí; sin embargo, no me imaginaba ni por asomo lo complicado que es. Ahora entiendo por qué nadie quiere ser funcionario de casilla. Es algo tan engorroso que pienso que no vale la pena la compensación tan esmirriada que dan en comparación con el trabajo arduo que los ciudadanos realizan.

Y es que se les pide a las personas que estén desde las siete treinta de la mañana hasta que los paquetes electorales sean entregados, lo que en mi caso fue a la una y treinta de la mañana del día siguiente. Es decir, estuve dieciocho horas en funciones. He de decir que se me dio el desayuno y la comida, pero cabe aclarar que consistió en un jugo a las diez de la mañana, un pan a la una de la tarde y unas corundas a eso de las cuatro. Con eso, la verdad es que no se puede. Si no fuera porque yo había desayunado en casa y porque llevaba un par de sándwiches en mi mochila, no habría sobrevivido. Además que a las diez de la noche ya no podía con el hambre. Imagínense cómo me sentía en la madrugada.

Falta de civismo en México

Si sumamos a esto los malos tratos que mucha gente le da a los funcionarios de casilla es comprensible que cuando los capacitadores visitan a los seleccionados del sorteo éstos se nieguen a aceptar lo que yo considero una responsabilidad para con el país. Ser funcionario de casilla es parte de la ética y la moral cívica que como ciudadanos debemos cumplir. Pero desgraciadamente en México tenemos muy poca o básicamente nula conciencia del civismo. En la escuela tenemos una materia en la primaria sobre cívica y ética. Sin embargo, es en casa donde debe fomentarse este amor a la patria. Si nuestra familia no nos enseña a tener respeto por el país y todo lo que esto conlleva, ¿cómo va a florecer el germen de este valor? Los ciudadanos no se forjan por sí solos, deben tener un bagaje cultural y para ello hay que instruirlos en todos los ámbitos, pero especialmente en el desarrollo de habilidades que les permitan ser buenas personas comprometidas con su país.

El hecho de que como personas decidamos no ser funcionarios por malos tratos, porque es muy pesado o porque nos falta la conciencia cívica para aceptar el cargo no es todo el problema. También hay que reconocer que los votantes no tienen la conciencia cívica de ver toda la labor que los funcionarios están llevando a cabo y es algo que debo admitir que no había caído en cuenta hasta que me tocó a mí realizar la tarea. Es tan pesado y tan largo el trabajo que todos deberíamos hacer un examen de conciencia y aceptar que esas personas están trabajando para el pueblo pero que además es un trabajo que no es reconocido y que aunque se les entrega una compensación no es suficiente lo que se les entrega.

En mi casilla una de las funcionarias que estuvo conmigo era una mujer casada y estuvo desesperada en la recta final porque su marido estuvo llamándola de forma insistente, amenazándola con divorcio (no sé si verídico o no) si no aparecía pronto. Para mi desgracia, yo me había quedado con el cargo de presidenta de casilla y no podía dejarla marcharse hasta que el proceso se terminara, pues tenían que contarse los votos y firmarse todas las actas. Ella estaba tan molesta que afirmó que jamás volvería a participar en una elección, ni a ser funcionaria. Para el colmo parecía ser que era la primera vez que votaba. Casos como estos hacen que me ponga a reflexionar si realmente vale la pena un sistema de conteo de votos como el que actualmente tenemos.

Sistema de votación obsoleto

Después de observar detenidamente todo lo que aconteció el día de la votación y tras dejar pasar un tiempo de reflexión he llegado a la conclusión que tenemos un sistema de votación totalmente obsoleto. La forma en que se cuentan los votos puede hacer muy sencillo que se traspapelen los datos, que se pierda uno o varios votos, que se metan las boletas en un lugar equivocado. El INE manda una cantidad exorbitante de bolsas donde hay que poner y separar los votos, de tal forma que en lugar de tener todo ordenado es más fácil confundirse respecto a lo que estás haciendo. De igual forma, la documentación que tienes que llenar es un verdadero lío. Pareciera que está diseñada para que te equivoques a la hora del llenado.

Cuando vino la capacitadora a decirme que había sido seleccionada para ser funcionaria me alegre y me preocupe al mismo tiempo. Me había tocado ser primer secretaria. Es un cargo que nadie quiere porque se trata de llenar la documentación. Sin embargo en la práctica me tocó ser presidenta porque el día de las elecciones renunció la presidenta. La verdad no sé si me alegra o no que hubiera sucedido de esa forma ya que en esas condiciones me tocó hacer menos papeleo pero tuve más responsabilidades. Fue un caos. Descubrí que aunque sistematices todo, no sirve de mucho en muchas ocasiones porque surgen imprevistos y hay cosas para las que no se está preparado.

Es evidente que el error humano está presente en todos lados y eso hace que crea firmemente que este sistema de votación debe ser abolido lo más pronto posible. Además, si en una sola casilla se pueden traspapelar muchos votos, como era el caso de la casilla contigua que era la casilla vecina (yo estaba en la básica) y donde estaban atorados en el conteo de los votos porque les faltaban votos, me pregunto, ¿qué sucede a la hora de contabilizar el grueso de los votos? Es más que obvio que hay un alto margen de error. No creo que debamos seguir confiando en este sistema. Se debe hacer un cambio y pronto. Aunque claro, también hay un factor importante a considerar y es que tan entrenados estén los funcionarios respecto a lo que deben hacer sobre sus funciones para que no estén desprevenidos.

Capacitación y simulacros insuficientes

Cuando vino mi capacitadora me preguntó si quería realizar mi capacitación en línea o si quería que ella me capacitara. Ante la pandemia y el hecho de que me desempeño mejor en línea, preferí realizar una capacitación en línea. Me agradó la capacitación, se me hizo completa, pero cuando llevé a cabo la practica el día de la elección me di cuenta que no tenía todas las cosas claras porque como es evidente siempre se quedan cosas en el camino y no es lo mismo la teoría que la práctica. Pero eso no es problema del INE, eso es algo normal.

Lo que sí me parece que fue totalmente insuficiente fueron los simulacros. Sólo hubo uno para mi casilla. Aquí debo acotar que se me invitó a otro de otra casilla pero al cual no pude asistir: culpa mía por tener otras ocupaciones. Pero debería haber más simulacros y, otro error, de parte de la ciudadanía que fue elegida como funcionarios de casilla fue la poca o nula participación en los simulacros. Se suponía que debían haber asistido por lo menos doce personas a los simulacros, además de los suplentes. Mas no fue así. Con trabajos pudimos conformar una casilla tomando elementos de los suplentes.

Toda una odisea desde el principio. El día de la elección fue necesario tomar gente de la fila para iniciar con las elecciones, lo que nos retrasó mucho en el inicio de la votación. Lo que aporta otra razón de porque debemos cambiar el sistema de votación. Regresando al tema anterior, si hubiera una capacitación más intensiva, por ejemplo, que se hiciera obligatoria la capacitación en línea y que además se incluyeran más simulacros sería más enriquecedor para los funcionarios el aprendizaje sobre sus funciones y la de sus compañeros y, de esta forma, saber qué es lo que deben hacer el día de la elección.

Empero, esto puede ser contraproducente. Si las personas no quieren participar, y se les obliga a realizar más tareas de las que ya tienen que hacer es posible que se muestren aún más reacios a participar, lo cual es lo contrario a lo que se pretende. Es pues una tarea complicada la que el INE tiene por delante, puesto que necesita motivar a las personas a participar como funcionarios de casilla con algo que llame la atención, algo que ni el dinero ha logrado conseguir.

Mucha crítica, poca acción

En este tema de las elecciones es imposible no mezclar la política porque va de la mano y siempre hay un montón de críticas. Todo el mundo tiene una opinión respecto a lo que los funcionarios de casilla deberían hacer, pero nadie quiere ser uno. Es muy fácil hablar, pero es otra cosa hacer. Pienso que aquí hay tres actores que deben estar trabajando en conjunto: el INE, los funcionarios y la ciudadanía. Los dos primeros van a estar siempre coordinándose pero si la ciudadanía no colabora las cosas jamás van a funcionar; si los ciudadanos no entran a fungir como funcionarios de casilla el INE se va a ver en serios aprietos para llevar a cabo las futuras elecciones y las cosas van a ser cada vez más difíciles para elegir a nuestros gobernantes.

En este mismo rubro he de decir que como funcionaria de casilla de las últimas elecciones sufrí críticas, especialmente por ser presidenta y, sobre todo, porque era la primera vez que era funcionaria. Era perfectamente normal que no hiciera las cosas bien porque no conocía cómo funcionaban las cosas al ser la primera vez que estaba de funcionaria a pesar de que me preparé todo lo que pude. No me molestan las críticas, al contrario, me ayudan a crecer como persona, pero es una verdadera lástima que muchas personas usen los tonos que usaron para tratar de agredir o intentar imponerse por sobre mi persona como si con ello eso les diera alguna clase de poder. Qué se le va a hacer.

De esto me quedo con el aprendizaje y el buen sabor de boca de que hice todo lo que estuvo en mis manos para garantizar los derechos de los votantes. Claro que debí entorpecer algunos procesos propios de las elecciones en mi casilla debido a mi inexperiencia, insisto en que era normal porque era novata siendo funcionaria; pero para la próxima vez ya tendré conocimiento de cómo hacer las cosas porque con mucho gusto aceptaré ser funcionaria cuando quede en el sorteo, aun cuando me toque salir en la madrugada.

Sistema mixto de votación

Ya he hablado de todo lo que me ha parecido estas votaciones, de los pormenores y otras cosas más. Falta decir lo que pienso que sería ser una solución. No creo que exista una solución definitiva; al menos no de momento. Como dije arriba, el INE la tiene complicada para hacer que la participación ciudadana se incremente. Hoy en día hemos ido aumentando la confianza hacia el internet y las computadoras en todos los ámbitos de nuestras vidas. Los celulares están presentes 24/7 y usamos los cajeros automáticos para todo. De hecho, con el uso de un celular ahora podemos disponer de nuestro dinero y transferir dinero a otra persona sin necesidad de ir al banco.

Es por ello que considero que deberíamos empezar a confiar en las computadoras para las elecciones también. No faltará el que dirá que se pueden hackear las máquinas para cambiar los votos. Es verdad, se puede hacer. De la misma forma que se puede hackear una cuenta de un banco para robar todo el dinero que tienes la cuenta y dejarte en ceros. Me parece que si se pueden proteger las cuentas y blindarlas para que esto no suceda, también se pueden proteger las máquinas donde se instalen los programas que recopilen los votos. Además, no creo prudente saltar de un sistema de conteo de votos a otro de forma drástica.

Habría que ir probando de a poco, para ver cómo reacciona el electorado ante la nueva opción. Las computadoras podrían instalarse días antes de la elección definitiva para que las personas que quieran emitir su voto antes de la elección vayan y voten con anticipación, lo que haría que ese día haya menos participación ciudadana y no haya tantas personas para evitar conglomeraciones. Los capacitadores u otras personas como funcionarios capacitados pueden estar a cargo de éstas máquinas mientras los votantes se acostumbran a la interfaz de la máquina. Incluso podría tener un horario reducido en un día, pero ser de más días. Por ejemplo, podría estar de diez de la mañana a cuatro de la tarde y estar instalada de lunes a viernes para que diferentes personas estén a cargo de la computadora de forma que no recaiga sobre una misma persona el trabajo.

En realidad es sólo cuestión de tiempo para que las personas se acostumbren a esta nueva modalidad. Todos aquellos que han usado un cajero automático estarían en condiciones de usar esta máquina, siempre y cuando el INE hiciera una interfaz amigable en la cual los usuarios pudieran elegir de forma sencilla lo que tienen que hacer. Tal vez tendrían que escanear su credencial, poner sus huellas digitales o alguna otra forma de confirmar su identidad para evitar que se vote dos veces puesto que debe haber algún sistema de seguridad. Así, se tendría que garantizar que las máquinas estuvieran conectadas a internet y que hubiera luz todo el tiempo.

Dicho de otra forma, es una desventaja. Por ello tendría que ser un sistema mixto y no podría hacerse un cambio drástico: el país no está preparado para afrontar algo como esto. Insisto en que esto es sólo una humilde propuesta que, ojalá, pudiera ser leída por algún funcionario del INE y que tuviera eco. O por lo menos que impactara entre las personas para que reflexionaran sobre todo lo que tienen que hacer los funcionarios de casilla porque ahora que lo he sido yo me parece que es inhumano seguir en este sistema de conteo de los votos.

Piensen no solo en los funcionarios de casilla, sino en las personas que tienen que hacer el reconteo de los votos. No tengo idea de cómo hacen eso, pero si tienen que hacerlo de forma manual espero que alguien se apiade de su alma. Imagínense todos los funcionarios que por alguna razón metieron votos en una bolsa equivocada, los del INE tienen que buscar en qué bolsa están y tienen que contar, voto por voto cada uno. En cada casilla hay espacio para 750 boletas, multipliquen eso por todas las casillas. Aparte hay que multiplicar eso por cada votación. En estas elecciones se hicieron elecciones de gubernatura, de ayuntamiento y de diputaciones federales y locales. Son una exageración de votos. Sinceramente yo no quisiera trabajar haciendo un recuento de votos. Esas personas sí que se ganan el pan.

 

Si quieren recibir un pdf de este ensayo, suscríbanse a mi boletín quincenal donde recibirán noticias de Libro, librae, librarum y tendrán acceso en pdf al contenido que hago para este espacio y que aparece en los apartados de ensayos y trabajos académicos, mismo que envío vía correo electrónico totalmente gratis.

 

 

0 comentarios:

Publicar un comentario