Hace
algunos días fue la consulta ciudadana y recordé lo que viví hace ya varias
semanas en las elecciones. A propósito de ese tema, escribí lo siguiente.
¿Funcionario yo? No, gracias.
Hoy
en día nadie quiere ser funcionario de casilla. Lo sé porque en estas últimas
elecciones me tocó ser funcionaria y era algo que, si he de ser sincera,
esperaba con mucho ánimo desde hace mucho tiempo. Les parecerá raro a muchas
personas porque es un proceso largo y cansado, pero es la verdad. Siempre quise
saber de primera mano cómo es que se realizaba todo el rollo del conteo de los
votos y todo lo relacionado con las elecciones. Me parecía que era algo
complicado, sí; sin embargo, no me imaginaba ni por asomo lo complicado que es.
Ahora entiendo por qué nadie quiere ser funcionario de casilla. Es algo tan
engorroso que pienso que no vale la pena la compensación tan esmirriada que dan
en comparación con el trabajo arduo que los ciudadanos realizan.
Y
es que se les pide a las personas que estén desde las siete treinta de la
mañana hasta que los paquetes electorales sean entregados, lo que en mi caso
fue a la una y treinta de la mañana del día siguiente. Es decir, estuve
dieciocho horas en funciones. He de decir que se me dio el desayuno y la comida,
pero cabe aclarar que consistió en un jugo a las diez de la mañana, un pan a la
una de la tarde y unas corundas a eso de las cuatro. Con eso, la verdad es que
no se puede. Si no fuera porque yo había desayunado en casa y porque llevaba un
par de sándwiches en mi mochila, no habría sobrevivido. Además que a las diez
de la noche ya no podía con el hambre. Imagínense cómo me sentía en la
madrugada.
Falta de civismo en México
Si
sumamos a esto los malos tratos que mucha gente le da a los funcionarios de casilla
es comprensible que cuando los capacitadores visitan a los seleccionados del
sorteo éstos se nieguen a aceptar lo que yo considero una responsabilidad para
con el país. Ser funcionario de casilla es parte de la ética y la moral cívica
que como ciudadanos debemos cumplir. Pero desgraciadamente en México tenemos
muy poca o básicamente nula conciencia del civismo. En la escuela tenemos una
materia en la primaria sobre cívica y ética. Sin embargo, es en casa donde debe
fomentarse este amor a la patria. Si nuestra familia no nos enseña a tener
respeto por el país y todo lo que esto conlleva, ¿cómo va a florecer el germen
de este valor? Los ciudadanos no se forjan por sí solos, deben tener un bagaje
cultural y para ello hay que instruirlos en todos los ámbitos, pero
especialmente en el desarrollo de habilidades que les permitan ser buenas
personas comprometidas con su país.
El
hecho de que como personas decidamos no ser funcionarios por malos tratos,
porque es muy pesado o porque nos falta la conciencia cívica para aceptar el
cargo no es todo el problema. También hay que reconocer que los votantes no
tienen la conciencia cívica de ver toda la labor que los funcionarios están llevando
a cabo y es algo que debo admitir que no había caído en cuenta hasta que me
tocó a mí realizar la tarea. Es tan pesado y tan largo el trabajo que todos
deberíamos hacer un examen de conciencia y aceptar que esas personas están
trabajando para el pueblo pero que además es un trabajo que no es reconocido y
que aunque se les entrega una compensación no es suficiente lo que se les
entrega.
En
mi casilla una de las funcionarias que estuvo conmigo era una mujer casada y
estuvo desesperada en la recta final porque su marido estuvo llamándola de
forma insistente, amenazándola con divorcio (no sé si verídico o no) si no
aparecía pronto. Para mi desgracia, yo me había quedado con el cargo de
presidenta de casilla y no podía dejarla marcharse hasta que el proceso se
terminara, pues tenían que contarse los votos y firmarse todas las actas. Ella
estaba tan molesta que afirmó que jamás volvería a participar en una elección,
ni a ser funcionaria. Para el colmo parecía ser que era la primera vez que
votaba. Casos como estos hacen que me ponga a reflexionar si realmente vale la
pena un sistema de conteo de votos como el que actualmente tenemos.
Sistema de votación obsoleto
Después
de observar detenidamente todo lo que aconteció el día de la votación y tras
dejar pasar un tiempo de reflexión he llegado a la conclusión que tenemos un
sistema de votación totalmente obsoleto. La forma en que se cuentan los votos
puede hacer muy sencillo que se traspapelen los datos, que se pierda uno o
varios votos, que se metan las boletas en un lugar equivocado. El INE manda una
cantidad exorbitante de bolsas donde hay que poner y separar los votos, de tal
forma que en lugar de tener todo ordenado es más fácil confundirse respecto a
lo que estás haciendo. De igual forma, la documentación que tienes que llenar
es un verdadero lío. Pareciera que está diseñada para que te equivoques a la
hora del llenado.
Cuando
vino la capacitadora a decirme que había sido seleccionada para ser funcionaria
me alegre y me preocupe al mismo tiempo. Me había tocado ser primer secretaria.
Es un cargo que nadie quiere porque se trata de llenar la documentación. Sin
embargo en la práctica me tocó ser presidenta porque el día de las elecciones
renunció la presidenta. La verdad no sé si me alegra o no que hubiera sucedido
de esa forma ya que en esas condiciones me tocó hacer menos papeleo pero tuve más
responsabilidades. Fue un caos. Descubrí que aunque sistematices todo, no sirve
de mucho en muchas ocasiones porque surgen imprevistos y hay cosas para las que
no se está preparado.
Es
evidente que el error humano está presente en todos lados y eso hace que crea
firmemente que este sistema de votación debe ser abolido lo más pronto posible.
Además, si en una sola casilla se pueden traspapelar muchos votos, como era el
caso de la casilla contigua que era la casilla vecina (yo estaba en la básica)
y donde estaban atorados en el conteo de los votos porque les faltaban votos,
me pregunto, ¿qué sucede a la hora de contabilizar el grueso de los votos? Es
más que obvio que hay un alto margen de error. No creo que debamos seguir
confiando en este sistema. Se debe hacer un cambio y pronto. Aunque claro,
también hay un factor importante a considerar y es que tan entrenados estén los
funcionarios respecto a lo que deben hacer sobre sus funciones para que no
estén desprevenidos.
Capacitación y simulacros insuficientes
Cuando
vino mi capacitadora me preguntó si quería realizar mi capacitación en línea o
si quería que ella me capacitara. Ante la pandemia y el hecho de que me
desempeño mejor en línea, preferí realizar una capacitación en línea. Me agradó
la capacitación, se me hizo completa, pero cuando llevé a cabo la practica el
día de la elección me di cuenta que no tenía todas las cosas claras porque como
es evidente siempre se quedan cosas en el camino y no es lo mismo la teoría que
la práctica. Pero eso no es problema del INE, eso es algo normal.
Lo
que sí me parece que fue totalmente insuficiente fueron los simulacros. Sólo
hubo uno para mi casilla. Aquí debo acotar que se me invitó a otro de otra
casilla pero al cual no pude asistir: culpa mía por tener otras ocupaciones.
Pero debería haber más simulacros y, otro error, de parte de la ciudadanía que
fue elegida como funcionarios de casilla fue la poca o nula participación en
los simulacros. Se suponía que debían haber asistido por lo menos doce personas
a los simulacros, además de los suplentes. Mas no fue así. Con trabajos pudimos
conformar una casilla tomando elementos de los suplentes.
Toda
una odisea desde el principio. El día de la elección fue necesario tomar gente
de la fila para iniciar con las elecciones, lo que nos retrasó mucho en el
inicio de la votación. Lo que aporta otra razón de porque debemos cambiar el
sistema de votación. Regresando al tema anterior, si hubiera una capacitación
más intensiva, por ejemplo, que se hiciera obligatoria la capacitación en línea
y que además se incluyeran más simulacros sería más enriquecedor para los
funcionarios el aprendizaje sobre sus funciones y la de sus compañeros y, de
esta forma, saber qué es lo que deben hacer el día de la elección.
Empero,
esto puede ser contraproducente. Si las personas no quieren participar, y se
les obliga a realizar más tareas de las que ya tienen que hacer es posible que
se muestren aún más reacios a participar, lo cual es lo contrario a lo que se
pretende. Es pues una tarea complicada la que el INE tiene por delante, puesto
que necesita motivar a las personas a participar como funcionarios de casilla
con algo que llame la atención, algo que ni el dinero ha logrado conseguir.
Mucha crítica, poca acción
En
este tema de las elecciones es imposible no mezclar la política porque va de la
mano y siempre hay un montón de críticas. Todo el mundo tiene una opinión
respecto a lo que los funcionarios de casilla deberían hacer, pero nadie quiere
ser uno. Es muy fácil hablar, pero es otra cosa hacer. Pienso que aquí hay tres
actores que deben estar trabajando en conjunto: el INE, los funcionarios y la
ciudadanía. Los dos primeros van a estar siempre coordinándose pero si la
ciudadanía no colabora las cosas jamás van a funcionar; si los ciudadanos no
entran a fungir como funcionarios de casilla el INE se va a ver en serios
aprietos para llevar a cabo las futuras elecciones y las cosas van a ser cada
vez más difíciles para elegir a nuestros gobernantes.
En
este mismo rubro he de decir que como funcionaria de casilla de las últimas
elecciones sufrí críticas, especialmente por ser presidenta y, sobre todo,
porque era la primera vez que era funcionaria. Era perfectamente normal que no
hiciera las cosas bien porque no conocía cómo funcionaban las cosas al ser la
primera vez que estaba de funcionaria a pesar de que me preparé todo lo que
pude. No me molestan las críticas, al contrario, me ayudan a crecer como
persona, pero es una verdadera lástima que muchas personas usen los tonos que
usaron para tratar de agredir o intentar imponerse por sobre mi persona como si
con ello eso les diera alguna clase de poder. Qué se le va a hacer.
De
esto me quedo con el aprendizaje y el buen sabor de boca de que hice todo lo
que estuvo en mis manos para garantizar los derechos de los votantes. Claro que
debí entorpecer algunos procesos propios de las elecciones en mi casilla debido
a mi inexperiencia, insisto en que era normal porque era novata siendo
funcionaria; pero para la próxima vez ya tendré conocimiento de cómo hacer las
cosas porque con mucho gusto aceptaré ser funcionaria cuando quede en el
sorteo, aun cuando me toque salir en la madrugada.
Sistema mixto de votación
Ya
he hablado de todo lo que me ha parecido estas votaciones, de los pormenores y
otras cosas más. Falta decir lo que pienso que sería ser una solución. No creo
que exista una solución definitiva; al menos no de momento. Como dije arriba,
el INE la tiene complicada para hacer que la participación ciudadana se
incremente. Hoy en día hemos ido aumentando la confianza hacia el internet y
las computadoras en todos los ámbitos de nuestras vidas. Los celulares están
presentes 24/7 y usamos los cajeros automáticos para todo. De hecho, con el uso
de un celular ahora podemos disponer de nuestro dinero y transferir dinero a
otra persona sin necesidad de ir al banco.
Es
por ello que considero que deberíamos empezar a confiar en las computadoras
para las elecciones también. No faltará el que dirá que se pueden hackear las
máquinas para cambiar los votos. Es verdad, se puede hacer. De la misma forma
que se puede hackear una cuenta de un banco para robar todo el dinero que
tienes la cuenta y dejarte en ceros. Me parece que si se pueden proteger las
cuentas y blindarlas para que esto no suceda, también se pueden proteger las
máquinas donde se instalen los programas que recopilen los votos. Además, no
creo prudente saltar de un sistema de conteo de votos a otro de forma drástica.
Habría
que ir probando de a poco, para ver cómo reacciona el electorado ante la nueva
opción. Las computadoras podrían instalarse días antes de la elección
definitiva para que las personas que quieran emitir su voto antes de la
elección vayan y voten con anticipación, lo que haría que ese día haya menos
participación ciudadana y no haya tantas personas para evitar conglomeraciones.
Los capacitadores u otras personas como funcionarios capacitados pueden estar a
cargo de éstas máquinas mientras los votantes se acostumbran a la interfaz de
la máquina. Incluso podría tener un horario reducido en un día, pero ser de más
días. Por ejemplo, podría estar de diez de la mañana a cuatro de la tarde y
estar instalada de lunes a viernes para que diferentes personas estén a cargo
de la computadora de forma que no recaiga sobre una misma persona el trabajo.
En
realidad es sólo cuestión de tiempo para que las personas se acostumbren a esta
nueva modalidad. Todos aquellos que han usado un cajero automático estarían en
condiciones de usar esta máquina, siempre y cuando el INE hiciera una interfaz
amigable en la cual los usuarios pudieran elegir de forma sencilla lo que
tienen que hacer. Tal vez tendrían que escanear su credencial, poner sus
huellas digitales o alguna otra forma de confirmar su identidad para evitar que
se vote dos veces puesto que debe haber algún sistema de seguridad. Así, se
tendría que garantizar que las máquinas estuvieran conectadas a internet y que
hubiera luz todo el tiempo.
Dicho
de otra forma, es una desventaja. Por ello tendría que ser un sistema mixto y
no podría hacerse un cambio drástico: el país no está preparado para afrontar
algo como esto. Insisto en que esto es sólo una humilde propuesta que, ojalá,
pudiera ser leída por algún funcionario del INE y que tuviera eco. O por lo
menos que impactara entre las personas para que reflexionaran sobre todo lo que
tienen que hacer los funcionarios de casilla porque ahora que lo he sido yo me
parece que es inhumano seguir en este sistema de conteo de los votos.
Piensen
no solo en los funcionarios de casilla, sino en las personas que tienen que hacer
el reconteo de los votos. No tengo idea de cómo hacen eso, pero si tienen que
hacerlo de forma manual espero que alguien se apiade de su alma. Imagínense
todos los funcionarios que por alguna razón metieron votos en una bolsa
equivocada, los del INE tienen que buscar en qué bolsa están y tienen que
contar, voto por voto cada uno. En cada casilla hay espacio para 750 boletas,
multipliquen eso por todas las casillas. Aparte hay que multiplicar eso por
cada votación. En estas elecciones se hicieron elecciones de gubernatura, de
ayuntamiento y de diputaciones federales y locales. Son una exageración de
votos. Sinceramente yo no quisiera trabajar haciendo un recuento de votos. Esas
personas sí que se ganan el pan.
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