Este pequeño cuento que más bien catalogo como microrrelato me fue muy divertido de escribir. Me imaginaba a mí misma volando en todas direcciones, zumbando sin parar. Lo que ya no era tan divertido era la preocupación del animalito. Ojalá lo disfruten tanto como yo al escribirlo.
Abeja
Volar.
VOLAR. ¡VOLAR!
Volar… y no encontrar absolutamente
nada. De arriba para abajo, de izquierda a derecha, en línea recta y círculos,
haciendo ondas, en espiral… y nada. Ni una planta, arbusto o flor. ¿Qué
comerían las larvas, la abeja reina? ¿Qué sería de él mismo si no daba con un
poco de néctar? Sólo necesitaba lo suficiente como para poder volver de regreso
a la colmena. Aunque no estaba seguro de que fuera una buena idea. La abeja
reina había dictaminado: no vuelvan si no es con comida. Eran tiempos muy
difíciles, lo sabía. Pero nunca creyó que llegaran a ese extremo.
Todo había comenzado de
forma leve, casi imperceptible. Primero empezaron a secarse las plantas que
ocupaban mucha agua, dejando una hierba seca a su paso. Ya por aquel entonces
un zángano viejo había hecho un desorden en la colmena, gritando a todo pulmón
la inminente extinción de los seres vivos gracias a una fuerza sobrenatural
venida de otro lugar, quizá de otro mundo. Nadie le creyó. De hecho, nadie lo
siguió cuando….
2 comentarios:
Bien Gaby, me gustó el microrrelato.
¡Gracias! Esa es la idea de este espacio: generar contenido original y por disfrute. Saludos :D
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