24 may 2021

La historia de Ana de las Tejas Verdes, una niña fantasiosa

Hoy les vengo a recomendar un libro de la escritora Lucy Maud Montgomery titulado Ana de las Tejas Verdes. Para los que han visto la serie Anne con E les sonará la historia porque dicha serie está basada en este libro. Se trata de la historia de una niña huérfana que va a vivir por error con unos hermanos solterones que viven en Canadá a finales de 1800, en la isla Príncipe Eduardo. Aunque la serie es muy similar al libro hay variaciones notables que son de importancia y de hecho a mí fue la serie la que me llevó a leer en principio este libro y luego seguí con los demás libros. Ahora voy con Ana de Ingleside que es el sexto de ocho libros con los que consta la serie en los que se cuenta la vida de esta adorable niña.

La trama de Ana de las Tejas Verdes

Ana Shirley es una soñadora empedernida que se mete en muchos problemas gracias a su capacidad para hablar y nunca poder quedarse callada. Comete muchos errores, propios de los de una niña de su edad y está algo acomplejada por su cabello rojo. Es más bien flacucha debido a que ha estado viviendo en diversas casas donde la han acogido e incluso un tiempo estuvo en un orfanato; además ha sufrido mucho por el acoso de otras niñas debido a su cualidad de perderse de la realidad con facilidad. Le gusta mucho leer y tiene facilidad con los niños. Es tenaz, intrépida y muy inteligente.

Aquí lo verdaderamente importante es la capacidad narrativa de Lucy Maud Montgomery para atraparte de inmediato. El comienzo de su novela es sencillamente envolvente:

La señora Rachel Lynde vivía donde el camino real de Avonlea baja a un pequeño valle orlado de alisos y zarcillos, y cruzando por un arroyo que nace en los bosques de la vieja posesión de los Cuthbert. El arroyo tenía reputación de ser torrencial e intrincado en su curso superior, entre los bosques, con secretos y oscuros remansos y cascadas; pero a llegar al Lynde’s Hollow era una pequeña corriente, tranquila y bien educada, pues ni siquiera un arroyo podría pasar frente a la puerta de la señora Rachel Lynde sin el debido respeto por la decencia y el decoro. Probablemente se daba cuenta de que la señora Rachel estaría sentada junto a su ventana, observando con ojo avizor a todo el que pasaba, de arroyos y niños arriba, y si llegaba a reparar en algo extraño o fuera de lugar, no descansaría hasta descubrir el cómo y el porqué.

Vemos en este inicio cómo nos presenta con palabras precisas a la señora Lynde. Nos podemos dar cuenta de inmediato que se trata de una fisgona, pero nos la presenta al mismo tiempo como una persona cálida, una vecina más de Avonlea, alguien en quien se puede confiar plenamente porque ante ella hay que pasar con “decencia y decoro” de tal forma que hasta la corriente se vuelve mansa. Es tan obsesiva con la vigilancia que nadie se le escaba a su mirada, está siempre atenta a quien pase por el camino principal del pequeño pueblo, y es así como la escritora pone en su texto la primera impresión de lo que vendrá a continuación, pues se entiende que será una novedad.

Thomas Lynde –un dócil hombrecillo a quien los habitantes de Avonlea llamaban «el marido de Rachel Lynde»– plantaba las semillas de nabo tardío en los campos situados más allá del establo y Matthew Cuthbert debía haber estado plantando las suyas en el gran campo rojo del arroyo, cerca de «Tejas Verdes». La señora Rachel lo sabía porque la había oído decir a Peter Morrison la noche anterior, en la tienda de William J. Blair, que pensaba sembrar sus semillas de nabo durante la tarde siguiente. Peter se lo había preguntado, desde luego, pues no había noticias de que Matthew Cuthbert hubiese dado en su vida, voluntariamente, información alguna.

Sin embargo, allí iba Matthew Cuthbert, a las tres y media de la tarde de un día laborable, cruzando plácidamente el pequeño valle en su carricoche y subiendo la colina; más aún, vestía sus mejores ropas y cuello blanco, lo cual quería decir que iba fuera de Avonlea; y guiaba la calesa, con la yegua alazana, lo que significaba que recorrería una distancia considerable. Ahora bien, ¿adónde iba Matthew Cuthbert y para qué iba?

Vemos en los párrafos anteriores la perspicacia de la señora Lynde, quien, por si fuera poco, en lo que sigue la historia toma la decisión de encaminarse hasta Tejas Verdes para ver a Marilla, la hermana de Matthew y averiguar qué es lo que pasa como para que Matthew emprenda un viaje largo con semejante vestimenta. No conforme con esto, una vez que se entera que los hermanos Cuthbert van a adoptar, hace un montón de críticas al respecto. Así como la señora Lynde tiene la desfachatez de ser algo chismosa y pasarse de la raya, Marilla es seca y cortante pero le sigue la corriente. A lo largo de la historia vamos a ir encontrando personajes que Lucy Maud Montgomery va a ir dibujando a partir de su pluma de una forma magnífica, puesto que incluye las muletillas de estos o sus frases recurrentes.

Los personajes

Algunos de los personajes importantes que aparecerán en el primer libro, además de los ya mencionados hermanos Cuthbert, son Diana Barry, la mejor amiga de Ana y, por su puesto, Gilbert Blythe, un muchacho que conoce en la escuela y a quien la protagonista le agarra odio por una broma que él le juega. También aparecerán otras niñas como Ruby Gillis, Jane Andrew y Josie Pye. Es interesante esta lectura por la evolución de sus personajes y la forma en que se van mezclando las cosas; Montgomery sabe entretejer los hilos de cada uno de una forma exquisita y, a veces, dos o tres libros más tarde, saca a relucir algo de un personaje que tiene que ver con lo que pasó antes y es agradable traerlo a la mente, aunque hay que estar muy atento en la lectura para reconocerlo.

Temática

Los temas son altamente bucólicos, pero hay también evocaciones citadinas tomando en cuenta la época. En otros libros de la serie hay más menciones sobre la ciudad, en especial sobre Charlottetown, que es una ciudad real, mientras que Avonlea es un lugar ficticio. En Charlottetown se hace un festival anual en conmemoración a la escritora y se hace una representación de la obra, pues es un ícono de la cultura regional por haber puesto sobre papel elementos característicos de toda la zona. Otro tema que se toca ampliamente es la cultura femenina en esos tiempos, la forma en que se desarrollaban los problemas domésticos y todo lo referente a la crianza de los niños. Se habla de la educación infantil y de cómo Marilla, siendo mujer aunque soltera, debía lidiar por sí misma con Ana.

Por todo lo anterior, y por muchas cosas más que pueden descubrir en el libro, recomiendo ampliamente su lectura. Si están buscando un texto del cual engancharse por mucho tiempo, ya que pueden leer las secuelas, les puedo asegurar que este es el indicado, sin lugar a dudas.


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