22 jun 2021

El pino, Esperanza, Brisa: la naturaleza que inspira

Generalmente cuando escribo, la naturaleza me llama la atención, pero en estos poemas se deja ver, y mucho. El primer poema está inspirado en un pino que está afuera de mi casa, al cruzar la calle. Me ha encantado tanto el poema que pienso algún día mandarlo hacer en una lámina y colgarlo sobre el propio pino, tal vez… no sé, es una idea que traigo en mente pero me detengo ante el pensamiento de herir el árbol al colgar la lámina. Tampoco es que me ronde mucho la idea. Ya veremos. Los otros dos poemas hablan de cosas también de naturaleza, en especial Brisa. Que los disfruten.

 

El pino

 

Solo, erguido y venerable

te yergues orgulloso pese a tus años,

incontables. Estuviste aquí antes que nadie,

eres un sobreviviente de milagro, mutilado.

 

Sobre tu cuerpo añoso quedan rastros

de incontables heridas.

¡Y tus muñones! Se cuentan por decenas

en varias de tus ramas, pero ello

te hace crecer en majestuosidad.

 

Augusto obelisco de finas hojas,

monolito vegetal de figura regia,

pilar de hierba señorial de mirada clara,

dime que tus raíces son tan fuertes

que no veré tu tronco convertido en tocón.

 

Desafiante ante las adversidades

eres casa de ardillas e insectos

y sólo de vez en cuando sueltas una piña

como si fueras desgranando de a poco

lágrimas solitarias.

 

Refugio de aves que con su trino,

las mañanas te alegran.

Santuario de los niños, quienes

jubilosos en ti columpios instalan

o a las escondidillas juegan,

yo fui uno de ellos, en mis recuerdos te llevo.

 

Te abrazo para aspirar tu fuerza y tu perfume

e intentar llevar conmigo algo de tu savia.

Quédate presente en nuestras vidas,

noble pino, porque tu sobra nos ampara

y nos reconforta en este terreno baldío.

 

Esperanza

 

Ramas secas de maleza perviven en el

árido y pedregoso suelo del cerro

más no debes engañarte viajero del tiempo

ahí hay vida, tal vez rastrera, pero vida.

 

Las arañas pululan en las aguas

y aún ahora su existencia no mella:

hay alimento, desde moscas hasta saltamontes

pasando por escarabajos y ciempiés;

pero cuidado, su hermana mayor,

la tarántula también tiene hambre.

 

Las avecillas van en busca de gusanos despistados

la tierra no es propicia para ellos

y los pocos árboles que hay no dan sombra,

sus hojas están marchitas.

 

Triste lugar abandonando, nadie te visita.

Sin embargo, hay un rumor.

Alguien habla de reforestación.

Hay esperanza.

 

Brisa

 

Al principio cantan, cantan las cigarras

y las nubes indolentes no derraman

ni una sola lágrima...

 

Luego la sombría tarde,

suelta pequeños diamantes.

¿Se convertirá en lluvia incesante?

 

Lentamente, el petricor perfuma el cerro,

con las primeras aguas de la temporada.

Es tímida la lluvia a la vez que indecisa.

 

¿Le teme al viento? ¿O es que está tranquila?

Tal vez su día ha sido sereno y con un bostezo

solo riega la hierba para que no muera,

reservándose para una ocasión más provechosa.

 

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