El origen del Taller de impresión Curicaueri
En todo colectivo que se dedica a la literatura
hace falta un miembro del grupo que se dedique
los menesteres de la impresión porque, como es obvio, los integrantes
necesitan imprimir para poder publicar sus textos. Afortunadamente en el
Colectivo Colibrí contamos con Iván Ceja Durán que nos acompaña desde hace
algunos años y que desde que trabaja con sus alumnos de primaria tuvo la
inquietud de imprimir y encuadernar los trabajos que los niños realizaban en
clase. De hecho, fue así como nació su taller de impresión, Curicaueri ubicado
en la tenencia de Chupio a tan sólo unos kilómetros de Tacámbaro.
En alguna ocasión hablando
con Iván me comentó que para él era importante que sus estudiantes vieran
reflejado sus esfuerzos en un libro impreso porque para los niños ver sus
pininos literarios en un libro en toda regla les hacía mucha ilusión y los
inspiraba a seguir trabajando en el camino educativo y posiblemente en el
literario. De inmediato me imaginé sus caritas y pensé que, si yo hubiera
tenido un maestro como Iván en la primaria y me hubieran puesto en un libro uno
de mis poemas sería un gran tesoro que a la fecha conservaría con mucho amor.
Claro que comprendí a lo que se refería y por supuesto que entendí que era algo
sumamente importante lo que estaba llevando a cabo con sus niños.
Así que en su faceta de
maestro no dudó en realizar todos los pasos necesarios para lograr imprimir los
textos de sus pupilos y los de algunos de sus compañeros de trabajo. El
resultado es muy bueno. Los niños escribieron por sí mismos sus cuentos y se
nota ya que en los textos hay faltas propias de la edad, pero ese es el
objetivo: que ellos se esfuercen en crear las historias, dibujar y/o colorear
el material que acompaña el texto, así como la edición del mismo. Sus profesores
fungieron como simples recopiladores e hicieron una nota al principio donde
hablan del trabajo que realizaron los chicos.
Esta labor habla del
compromiso como docentes en las aulas a cargo de nuestros niños, son esta clase
de monitores los que queremos en el día a día porque están trabajando no sólo
la imaginación y la creatividad de los chicos, sino que los alientan a
superarse a través de las famosas TICS por medio de una actividad artística
siendo esta una actividad transversal que además les ayuda a practicar su
ortografía y que perdurará con el tiempo, lo que les ayudará a valorar cuánto
hay mejorado al paso de los años.
Las portadas están bien cuidadas y fueron trabajadas, de acuerdo a la edad de los niños para que encajaran con el perfil de los mismos. Hay uso de diferentes tipografías, siempre de usos llamativos para atraer al público infantil; de igual manera, el uso de los colores es adecuado y equilibrado. Es un trabajo que está pensado al cien por ciento en los estudiantes que trabajaron de manera conjunta para elaborar el material.
De los proyectos escolares a los libros literarios
Lo que comenzó como un proyecto escolar, para
satisfacer necesidades académicas pronto se expandió al ámbito literario. Se
hizo de dominio popular que Iván Ceja hacía libros de buena calidad a bajo
costo (porque además de todo, eso tenían los libros que él estaba produciendo)
y entonces empezaron a solicitarlo. Entre los textos que publicó bajo su sello
editorial se encuentran Nostalgias de
Uriel López Guillén, Entre sombras de
Omar García Peñaloza y Entre dichos y
poesías de Álvaro Cancino Ziranda.
Al igual que los cuatro
libros que imprimió para la Escuela Primaria “Soledad Ayala”, son libros de
gran calidad, impresos en papel cultural, muy cuidados, hechos con esmero,
seriados (cada ejemplar es único), cosidos y, lo más importantes, hechos a mano
en un proceso básicamente artesanal pero profesional; los colores de la portada
llevan un gran realce de color que se agradece y más aún el tamaño de la letra
que permite una lectura fácil. En el caso de Entre sombras la tipografía es de estilo de máquina de escribir
antigua y el efecto es de lo más singular, llamativo y combina perfecto con el
texto poético.
Como editor Iván ha tenido que forjarse de forma autodidacta y lo ha hecho con buen tino. Sus aciertos son muchos y están plasmados en los libros que ha hecho. Podrá mejorar con el tiempo, por su puesto, y no puedo esperar a ver en lo que su taller se convertirá con el paso del tiempo y de las publicaciones porque no puede haber retroceso de ninguna forma: todo lo que ha aprendido en estos años ya no puede desaprenderlo, se ha ido forjando en la fragua del conocimiento.
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